miércoles, 30 de mayo de 2012

Elegir o no elegir: ¿esa es la cuestión?


Diversas interpretaciones podemos descubrir al recorrer y repensar las elecciones que hacemos en nuestra vida

"Cuando no haces algo, estas tomando una elección:
La elección de no hacerlo."

Todo el tiempo estamos tomando elecciones. Aunque muchas elecciones dependan y se interconecten con las elecciones de otras personas, somos nosotros los responsables y los que accedemos a que algo ocurra o no ocurra.
En cada acción se pone a prueba nuestra libertad. Se pone en juego nuestro libre albedrío. Podemos elegir como responder frente a cada circunstancia, no importa cual sea. Sea positiva, negativa, o sea válida, inválida. Hacernos cargo de nuestras elecciones es expandir nuestra consciencia. Es reconocernos como seres finitos en un tiempo de vida acotado, en el que hay infinitas posibilidades y caminos por recorrer. No podemos tomarlas todas juntas, elegimos, y vamos trazando acciones en base a distintos proyectos que vamos diseñando. Somos responsables de este diseño, y una de las excusas más comunes es decir que el otro hizo o no hizo tal cual cosa, y paso lo que paso. Por ejemplo: si padres o tus tutores decidieron cambiarte de escuela; cuando un amigo/a o tu pareja te dice algo, y vos reaccionas enojándote o quedándote callado; cuando estas buscando comprar determinada zapatilla, no está en el local que entraste, y en vez de buscar otros locales te volves a tu casa angustiado; o si tu pareja o algún amigo/a te propone irse de viaje juntos a determinado lugar, y vos decir que sí, o tal vez digas que no, y vendrán o no otras posibilidades; vos sos parte responsable de esa elección.
No estar eligiendo, es algo que no sucede, ya que propongo enfatizar que todo (o casi todo) lo que hacemos se debe en parte a nuestras elecciones. No elegir sería como algo no posible para los seres humanos. Lo que nos caracteriza es la posibilidad de elegir como vivir nuestra vida. El hecho de la no elección se sitúa también como una elección, que es la negativa a ponerse de lado de determinadas acciones. Cuando decimos en el lenguaje, no elijo tal cosa o tal otra, estamos resaltando la idea de que hay algo que no queremos, no nos gusta, no aceptamos, o no podemos. No como algo negativo, sino como parte de una elección, y esto forma parte de las posturas que tome cada ser humano; el decirle "no" a algo manifiesta nuestra dignidad como seres humanos. Por ejemplo, supongamos que nuestra pareja nos diga que no nos quiere ver más; esto implica una elección de no seguir en la relación que se constituía. Estamos tomando en este ejemplo el hecho mismo por ahora; más allá de las opiniones y conversaciones que surjan a partir de este hecho. Ahora, tomemos el ejemplo de una elección propia: Supongamos que nosotros estuvimos atravesando una situación conflictiva con el alcohol, y ahora estamos recuperados y en equilibrio sin tomar nada de alcohol, y viene un amigo/a y nos ofrece un trago. Podemos decirle a esa persona: no, gracias. No elijo tomar más; no elijo que el alcohol se apropie más en mi vida. En este caso, se observa un compromiso hecho, una elección enmarcada y acentuada en una declaración de basta (haber dejado el alcohol) y una declaración de promesa, o sea de elección a futuro sobre que bebidas va a tomar (ejemplo: solo tomo bebidas sin alcohol). Me llama a preguntar en este caso, ¿qué cosas no elegimos más para nuestra vida?, ¿Qué cosas sí elegimos que se den en nuestra vida?, ¿Estamos poniendo nuestro compromiso en hacer posible esa llegada y ese recibimiento?

Vayamos más adelante entonces.
Nuestras elecciones se construyen en base a interpretaciones que nos hacemos. Las declaraciones de "si" como aceptación y "no" como negación, vienen de un entramado interpretativo que esta arraigada en los tres tiempos a la vez: pasado (lo que sucedió antes o no sucedió, como hecho o interpretación), futuro (lo que creo que puede pasar o no)y presente (momento de la elección). En términos de el crecimiento que vamos haciendo como seres humanos (incluye ir más allá de lo biológico y de las experiencias personales), vamos tomando mayor consciencia de nuestras elecciones. En parte esto se debe en este auto-conocimiento y auto-descubrimiento que vamos haciendo de nosotros mismos. Puede encontrarse casos en el que observemos a la ciertas personas con un mayor grado de inconsciencia y ignorancia en vez de crecimiento (risas). En este caso, vamos a tomar la idea de que hacernos cargo lleva expandir nuestro grado de consciencia y por lo tanto, de crecimiento.
Podemos elegir como responder frente a cualquier hecho o circunstancia que estemos atravesando. Normalmente, reaccionamos impulsivamente; más, si no nos veíamos venir que suceda tal o cual cosa. Por ejemplo, se larga a llover y no te llevaste paraguas; tenes una reunión 10pm y estas saliendo de tu casa a las 10.30pm; ves a tu pareja en la calle con otra persona y de la mano; reprobaste un examen final; se te rompe una cuerda de guitarra en pleno recital. ¿Qué harías en cada uno de estos casos? ¿de que modo interpretarías cada una de estas situaciones? ¿cómo las confrontarías? Los seres humanos nos encontramos con tres tipos de formas de responder frente a las cosas que nos pasan: las aceptamos, las negamos, o somos indiferentes (no lo vemos o no lo queremos ver).

A partir de esto, sabemos que escapar, callarse, ocultarse, ser indiferente, postergarse, son formas de hacer una elección. Podemos llamarlo como: el elegir no confrontar. Y va mucho más allá de confrontar la situación. Lo podemos llevar a nosotros mismos: ¿qué no estoy confrontando conmigo mismo? ¿de qué me escapo, me callo, me postergo, me oculto, soy indiferente? ¿de cuáles elecciones no me estoy haciendo cargo? ¿de qué forma me estoy relacionando, por ejemplo, con mi amigo/a, mi pareja, con mis enojos, con mis miedos, con un examen reprobado, con un despido del trabajo, y también, con mis alegrías, con lo que me gusta, con lo que no me gusta, con lo que quiero, lo que puedo, lo que no puedo?
Podemos afirmar que el factor más limitante de elecciones y por lo tanto de acciones, es nuestra propia mente. Nuestra mente puede estar observando desde un ancho de banda muy pobre, una visión reducida de lo que se puede proyectar, y con pocas posibilidades de cambio. Retenida y filtrada, además, por determinados hábitos("hago negocios hablando solo por teléfono"), el contexto ("las nuevas políticas están restringiendo la compra de dolares"), las emociones (bronca, alegría, asco, susto), nuestra biología ("quiero volar sin alas y sin un medio de transporte de por medio"), etc. ¿Cómo poder abrir nuestra mente y no quedarnos y limitarnos por lo que vemos y me digo o me dicen?
Es un acto de discernimiento, distinguir entre lo que nuestra mente (o lo que podemos llamar como "modelos mentales") cree que observa, y las posibilidades que pueden surgir si salimos del lugar del cual estamos parando observando y accionando, como si fuera una caja en el cual nos retiene. ¿Cómo salir y romper con "la caja"?

Epícteto, filósofo estoico de la antigua Grecia, sentenciaba: hay cosas que dependen de nosotros y cosas que no dependen de nosotros. La muerte, por ejemplo, es algo que va más allá de nuestras elecciones. Por más que nos cuidemos, sabemos que somos mortales. Sí, depende de nosotros en cómo transitamos nuestra vida, y en no corromper el derecho a la vida, por ejemplo, asesinando a alguien. Otras cosas que no dependen de nosotros, pueden ser: que nuestro equipo preferido no gane; que las bolsas en el mercado no siempre estén en alza; que venga rápido el colectivo (aunque si depende de nosotros el salir con tiempo); que no salga sorteado para un viaje, etc.
Las elecciones que tomamos si dependen de nosotros, como afirmamos nosotros más arriba. Depende de nosotros lo que sentimos, lo que observamos, la forma en cómo comunicamos, qué comunicamos, y para qué estamos diciendo lo que decimos, hacernos cargo de los resultados que estamos teniendo (sean malos o buenos), de estar comprometido con las relaciones que estamos generando, y principalmente, las interpretaciones que hacemos de esas elecciones, observaciones, acciones y resultados.
Podemos preguntarnos que tan abiertos estamos a nuevas interpretaciones. ¿Con cuál mirada me estoy quedando, es una amenaza o es una oportunidad? Quizás, por ejemplo, en el caso del despido del laburo, fue una oportunidad en contactarte con otra empresa, para irte del país, terminar la universidad, abrirte a un nuevo mercado, estar más tiempo con la familia, etc. Depende siempre del que esta interpretando la situación. Imaginemos que vos fuiste al que lo despidieron: otras personas pueden opinar sobre lo que te sucedió, y ellos dirán lo que ellos observen. Por ejemplo, te pueden decir: -uy, que bueno!, -uy, que mal, o-uy, que malparidos!. Entonces, de nuevo, ¿cómo observas las circunstancias? ¿como una amenaza o como una oportunidad?
Lo mismo podemos preguntar si estamos evaluando nuestra respuesta de elección: Lo que voy a decir o hacer ¿Construye o no construye? ¿es relevante, válido y ubicado al momento y al tiempo que transcurre lo que transcurre?

Hay algo curioso relacionado con las elecciones y la idea de las equivocaciones. Sostener una equivocación es una distinción que hacemos en el lenguaje para referir que algo no salió con las expectativas que teníamos al realizarlo. Frente a esto podemos afirmar que los errores no existen en las cosas, hechos o circunstancias, como algo externo. Sino, que es una interpretación que hacemos nosotros mismos, por lo que viven en nosotros.
Quizás las elecciones que hicimos en el pasado no fueron de las mejores, o alguna macana la mayoría de nosotros hicimos alguna vez (o creemos asumir que las hicimos). Prefiero llamarlo en vez de errores, como aprendizajes. Tomarlo como un aprendizaje, alivia el peso de esa sensación que nos queda, sea de culpa, resentimientos, o resignaciones. El sentimiento de culpa es una interpretación muy recurrente que solemos utilizar. Aceptar que no somos perfectos es una creencia que para algunos nos puede costar soltar también. No somos perfectos, no somos maquinas, somos seres humanos, con nuestras fortalezas y debilidades. Y, por más que haya habido una catarata de "malas elecciones" (como las podemos interpretar según el calificativo de bueno o malo), tomarlas como aprendizajes nos lleva a modificar la postura de cómo nos quedamos observando el pasado, y como nos encaminamos hacia el futuro.
A partir de todo esto, ¿de qué forma vas a lograr estar más consciente en las elecciones que vas a tomar?







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